martes, 19 de noviembre de 2013

Superficial crítica de Elena Poniatowska, (Premio Cervantes 2013) y un símil con Derbez

El Premio Cervantes es el máximo galardón para la literatura en castellano otorgado por el gobierno de España, y este año lo recibe la mexicana Elena Poniatowska.


Hace algunos años, recibimos en la universidad la tarea -rarísima- de hacer un trabajo en equipo cuyo objetivo principal era "conocernos bien, pasear y tomar un café, hablar de literatura hispanoamericana, ir a una librería de viejo, comprar una novela hispanoamericana publicada después del año 2000, leerla, comentarla y enseñársela a los compañeros de clase".

Como la única latinoamericana en el equipo ejercí la moción de censura e impuse la novela (no sin algo de debate), escogí a Elena Poniatowska por su excéntrico nombre, era mexicana descendiente de polacos, era sobrina de la poeta Pita Amor, y me parecía guapa. Así de superflua es a veces la elección de un libro. Pocas veces es acertada (en este caso, lamento decir que no lo fue).

El paseo supuesto entre compañeros, el delicioso café con leche en la Plaza Mayor, la librería de viejo, en fin, culminaron con la elección arbitraria de cualquier novela de "la Poni" publicada después del 2000, y escogimos la que fue galardonada con el Premio Alfaguara. Una atrocidad.


El protagonista de la novela es un descendiente lejano del Meursault de Camus (El extranjero) venido a menos, que vive con las viejas glorias del abuelo existencialista que ya no existe, ni en México, ni en el pueblo donde él se centra en sus locura científicas, ni rodeado de perros y teniendo sexo sin sentimientos con mujeres bellas, haciéndose el teporocho, incapaz de sentir amor jamás.

Y jamás olvidaré una frase que cito con frecuencia para referirme a literatura mal escrita (junto con otra de Roberto Bolaño) y sonaba más o menos así: "Mientras que todos hacían cola para entrar, el perro se formó detrás, pero él ya tenía su propia cola". Era un juego de palabras tremendo, horroroso y ciertamente indigno, que en nuestro país tiene sólo un representante:

En fin, indigno. Vergüenza me da.

No debe juzgarse la obra entera de un autor en base a una novela, ni aunque ese juego de palabras nos haga pensar en una inclinación del autor que fácilmente debe repetirse (se me ocurre "Se sentó en el banco a esperar, parecido a como lo había hecho su tío millonario sobre el Banco Santander, con todos sus millones"Buah.)

Sin duda se merece el Premio Cervantes (para mí porque es mexicana, es escritora, tiene un apellido bonito y ojos azules, y es sobrina de Pita Amor), pero recuerdo otros Premios Cervantes de los que he leído sólo una obra, así como con la Poniatowska, y que lo tienen merecido por esa novela, por una frase, y por un personaje.

A decisiones superficiales, críticas superficiales. Seguro todo es culpa mía.

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Me autorecomiendo su obra más célebre: Hasta no verte, Jesús mío, que tiene un título precioso y me engaña a leerla con una cierta admiración ya predispuesta.

Y ahora, a la lista de cosas que tiene la Poniatowska, tiene un Cervantes. Hombre, como para no leerla. ¿Eh?



"Se los dije" o "se lo dije". Un error común, que nadie querrá ni podrá corregir

El día de hoy nos centramos en un error sintáctico imposible de corregir para el mexicano (y me juego la cabeza, que lo mismo para resto de hablantes del español en América Latina).

En primer lugar, sintaxis es la forma en la que las palabras interactúan entre ellas en una oración. Consideraríamos error sintáctico una frase como "El día de mañana Pedro saldríamos a pasear*". No hace falta explicar porqué, pero sabemos que está mal.



Algo similar sucede con la frase "Se los dije"*. Pongámosla en contexto con un horroroso ejemplo:


-María: Intenté comprar el cereal que me recomendaste con arándanos, pero en el súper no había.

-Carla: No, es que ahí no va a haber, tienes que ir a la tienda especializada que te dije.

-Sofía: ¿La de productos dietéticos?

-Carla: Sí.

-María: Pero esos productos son bien caros.

-Carla: Ya sé, yo se los dije, si quieren enflacar hay que echarle ganas en la cartera.*

Hagamos a un lado el repelús que provoca la conversación de comadres y centrémonos, si podemos, en gramática (que tanta falta hace). "Se los dije*" se refiere a ustedes (dos o mas): les dije "eso". ¿Por qué está mal y por qué es imposible de solucionar?

En primer lugar está mal porque los (lo que ponemos en plural) se refiere a lo que dije, es decir, Carla dijo que los productos dietéticos eran caros, eso es "lo".

Si en vez de decirle a las dos amigas, Carla se lo hubiera dicho a su esposo, ¿Que diría? Te lo dije.

Lo que cambia en ambas frases, no es sólo el plural de los> lo (que es precisamente el error en la primera frase), sino que el pronombre SE y TE. Lo que el titán filológico quiere decir es: la persona (una o muchas, tú, ellos, los vecinos del 4º, yo mismo, etc.) se refleja en el pronombre (te, se, me) no en el artículo (lo, los)

Te lo dije

Se lo dije 

Me lo dije

El problema número dos, y esta es la razón por la que es incorregible, es el pronombre. Se funciona como tantas cosas en español, es tan polifacético, es capaz de hacer tantas cosas (como Justin Timberlake), que el hablante de a pie, lo agarra como si fuera una servilleta. Yo lo hacía también, pero ya no lo hago. Le tengo respeto al se, es de las cosas más complejas en nuestra gramática (¡No lo ignore, por favor!, y no lo confunda con de saber: yo sé cosas. O de ser en imperativo: sé buen niño. Este último inmortalizado por el confuso eslogan, gramaticalmente hablando, de la cerveza Sol: SÉ CLARO: Yo sé, tu tienes que ser, se es, no lo sé...)

Quedamos en que se es un caos, pero en este ejemplo de Te, Se, Me, "Se" se refiere a la segunda persona, singular y plural: usted, y ustedes.

Se lo dije, a usted, señor autobusero. 

Se lo dije, comadres, que los productos dietéticos son muy caros.

Sé que les suena mal, es normal. Necesitamos indicar de alguna forma que le hablamos a dos comadres, y no a un señor al que le hablamos de usted. Entonces la solución más sencilla es "Agarro una -s, porque la -s indica plural, y la pongo en donde pueda verla....o sea en... lo. Ok, ahora digo Se los digo"

Esto es incorrecto. Gramaticalmente.

La razón por la que cometemos este error es porque en México aniquilamos el vosotros hace un buen rato, porque si lo mantuviéramos, distinguiríamos perfectamente al autobusero de las dos comadres, pues al primero le diríamos "Se lo dije, señor autobusero" y a las otras "Os lo dije, queridas comadres" Indicando el número (plural, dos comadres a dieta) en el pronombre, no en el artículo lo.

Ahora, si un árbol se cae en medio de un bosque ¿hace ruido? (Léase: si digo "se los digo" en medio de millones de hablantes que también lo hacen, ¿está mal?)

Vaya usté a saber. Yo digo que sí. Pero he ahí, yo ya se lo dije, pueden ustedes seguir usándolo mal, que al cabo que ni qué.














jueves, 14 de noviembre de 2013

Lo que Peña Nieto no sabe acerca del lenguaje sexista.

El artículo 5 de La Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres que ha sido recientemente aceptada, "promueve la utilización de un lenguaje con perspectiva de género, y se establece que se debe velar porque los medios de comunicación transmitan una imagen igualitaria plural y no estereotipada de mujeres y hombres y eviten utilizar lenguaje sexista." (CNN, México, 14 nov. 2013)

Dejando a un lado lo positivo de la noticia en términos generales (el resto de los artículos de la Ley se acercan más a cuestiones sociales como violencia de género, familiar y derechos de las mujeres) habría que analizar qué significa el lenguaje sexista.

Se habla con frecuencia de él como si se tratara de un tipo de lenguaje-comunicación de ideas, como el lenguaje racista o lenguaje homofóbico, cuando en realidad poca gente sabe en qué consiste. Habitualmente el término "lenguaje sexista" se refiere a cuestiones inherentes a la lengua, es decir, no es el contenido de un discurso, sino los usos gramaticales del español. El quid de la cuestión está en el género morfológico, y en general, el género gramatical. Veamos:

El género morfológico es la -a final en "casa", o la -o final en "carro", y género gramatical comprende también al morfológico, pero lo podemos ver en los pronombres la, lo, los, lasEntiendo el hastío vital que producen las habladurías lingüísticas, pero no nos cansemos todavía, porque ahora viene lo bueno.

¿Se puede hablar de que un rasgo gramatical inherente al español, sea voluntariamente, sexista? Es una contradicción en toda regla. O ¿podríamos decir que la evolución del español ha estado marcada por el sexismo?

Lo que se considera sexista en el español, a diferencia de otras lenguas como el inglés, es que el plural es masculino. Es decir  Juan y María viven juntos sería una frase sexista, puesto que el plural no engloba al femenino. O decir Los ciudadanos mexicanos es sexista (hablemos ya de una vez claro, ¡es machista!) por no englobar a la mitad de ciudadanas femeninas. La alternativa eco-bio-hippie-no-me-depilo es esa moda impulsada por Vicente Fox (después de todo él sacó aquella ley de género) es Ciudadanos y ciudadanas mexicanos (¡Habráse visto mayor estupidez!) Especialmente, porque sigue sin resolverse la cuestión del adjetivo plural...¿Qué hacemos con el mexicanos? ¿lo duplicamos también? Ciudadanos y ciudadanas mexicanos y mexicanas. Bueno...

La otra alternativa, esta es más anarco-sindicalista, es el uso de X o @ en donde los 12 siglos de español arduamente trabajados por monjes del monasterio de San Millán, pasando por bachilleres Celestinescos, Cervantes y Góngoras de la vida, hasta llegar al rey de Roma y Presidente de México, Enrique Peña Nieto, hablantes del español que han trabajado un sistema gramatical basado en grafías y fonemas perfectamente correlacionados, y han puesto una -a en sustantivos y adjetivos arbitrariamente considerados femeninos, y una -e o una -o en los masculinos. Y el plural, lo mismo, el plural es masculino y engloba al femenino porque así lo quisieron los monjes del monasterio de San Millán en el Siglo XI (por hablar de una forma cómica sobre los orígenes del español, que son como todos sabemos, ajenos a cualquier voluntad, y más bien un fenómeno espontáneo).

Pero supongo que l@s hablant@s del español y lxs mexicanxs tenemos el derecho a decidir si cambiar el uso normativo porque nos insulta una letra. ¡Andá a cagar! como dice mi amigo argentino.

El problema que suscitó un alarmante debate mediático en España el año pasado, fue aclarado por Ignacio Bosque (se dice poco, pero el catedrático es nada menos que el director de la Nueva Gramática de la RAE), y recibió múltiples críticas a pesar de ser excesivamente didáctico. 

Al hablar de la visibilidad de la mujer en la lengua, Bosque dice "Si no estamos dispuestos a aceptar que es la historia de la lengua la que fija en gran medida la conformación léxica y sintáctica del idioma, ¿cómo sabremos dónde han de detenerse las medidas de política lingüística que modifiquen su estructura para que triunfe la visibilidad?" En otras palabras, si no conocemos la lengua, ni su historia, cómo pretendemos cambiarla y hacer una nueva. Imposible hacerlo sin insultar.

En fin, supongo que esto quiere decir: que haya visibilidad de la mujer en la sociedad y el lenguaje reflejará su presencia de forma natural. Eso sí, el plural seguirá siendo masculino y eso no debe de hacer rabiar a las Pussy Riot, por favor. Un poco de respeto por el lenguaje.





5 consejos para ser hipercorrecto en español

Cuando la palabra "correcto" se une al prefijo "hiper" parece que nos encontramos con una explosión de genialidad. Resulta que el mexicano es uno de los hablantes del español más hipercorrectos, así que no le sorprenderá encontrarse con los siguientes ejemplos. Pero antes pongámonos a definir "hipercorrección", bello fenómeno lingüístico (ya me habría gustado, pero la creación de este término se lo debemos a lingüistas serios).

HIPERCORRECCIÓN: Deformación de una palabra o expresión por un deseo excesivo y equivocado de corrección, siguiendo el modelo de otras. "Riquísimo el bacalado" dijo el tío Domingo limpiándose los bigotes (porque es un señor muy educado).

En fin, ahora se estarán haciendo a la idea de que ser hipercorrecto es de facto un "solecismo", un error que puede ser a nivel morfológico (como es el caso de bacalado), o sintáctico (como los que veremos más adelante), y que habitualmente caracteriza al hablante inculto, una especie de Sancho Panza de la lengua: que ve a su amo y a cientos de personajes superiores a él, y decide impresionarlos con exageraciones lingüísticas.

Aquí tienes cinco formas de ser hipercorrecto en español, úsalas con cuidado:

1. Sé hipercorrecto y sé también fresa (eh?): El dequeísmo es un error gramatical en la lengua española que consiste en añadir de innecesariamente a que en oraciones completivas, o sustantivas de objeto directo.

Estábamos de que esperando, y jamás pudimos entrar.*

Me compré de que unos pantalones...*

Y la mejor de todas:

Ajá, de que... totalmente.* (esta frase simplemente no es frase)

Lo que tiene de malo el dequeísmo es que siendo un rasgo de lo más vulgar en la lengua, maravillosamente ha sabido trepar las escaleras de las clases sociales, para amparar aquellos momentos de ceguera intelectual, y ofrecer cobijo a las expresiones elocuentes que "no pudieron ser" en la boca del fresa hipercorrecto. 

2. Dí más palabras, porque más siempre es mejor: Esta forma de hipercorrección es la más cómica, conmovedora, y fácilmente identificable por el mexicano promedio. Tiene como representante al policía, por lo que pueden referirse a ella como "el lenguaje policial".

Sustitución de "Accidente" por "siniestro":

Váyase con cuidado en esta zona porque podría suceder lo que vendría siendo un siniestro, verda(d). En vez del clásico "Cuidado en esta zona, señor".

Sustitución de "choque" por "colisión":

Se acaba de producir una colisión en la esquina de la calle Álvaro Obregón con Jalapa, un sujeto montado en bicicleta se colisionó con la parte superior y frontal del vehículo igualmente colisionado.
Hay tantas cosas equivocadas en esta última frase, la primera de ellas, el exceso de palabras.

¿Qué tiene de malo? todo.

3. Saborea las palabras con más sílabas: Si tenemos dos palabras "iguales" pero una tiene dos sílabas, y la otra tres ¿Cuál escogemos? Hombre, naturalmente, la de tres. No es cuestión de proponérselo, el cerebro está configurado ya para acudir a la palabra que nos haga sonar más elegantes.
Por eso una abuela dirá "no digas no te oigo, di no te escucho", o por eso utilizar en vez de usar, o ¿por qué direccionar en vez de dirigir?

¿Por qué no basta Hay un exceso de preticiones, y tenemos que escuchar sobre un sobredimensionamiento de peticiones? Porque en el fondo, nos encanta llenarnos la boca de sílabas.

4. Sé ambiguo, no vaya a ser que no haya malentendidos: Si podemos sustituir esa monosilábica y aburrida palabrita si... (condicional, no afirmativa) por si llegara a darse el caso de que.. ¿por qué no hacerlo?
Es común en el habla del mexicano profundizar en las palabras que indican ambigüedad en español, podría llegar a ser en dado caso que esté cerrada la sucursal parece más profundo y meditado que decir  en caso de que esté cerrada la sucursal.

5. Utiliza el Pero sin embargo tanto como puedas: Algunos lectores se mostrarán reticentes a esta "frase" ya que son dos locuciones adversativas unidas (esto es tan redundante como decir subir arriba y entrar adentro). Pero por la vida me he encontrado hablantes arriesgados, a quienes no les bastan dos, sino tres. Paséese usted por alguna oficina, y el de servicio al cliente presumirá un bellísimo Pero sin embargo no obstante le recomiendo contratar este otro servicio.

Hasta aquí la bitácora de horrores gramaticales por el día de hoy. Hay que recordar la hipercorrección como un error que ataca directamente a lo culto del lenguaje. Irónicamente, el error viene del esfuerzo exagerado, y en última instancia equivocado, de aparentar usar un lenguaje culto.